LeOS-Genesis/app/src/main/assets/readability/test/test-pages/la-nacion/expected.html

110 lines
9.6 KiB
HTML
Raw Normal View History

2021-08-19 22:17:54 +02:00
<div id="readability-page-1" class="page">
2022-05-02 18:26:09 +02:00
<article id="nota" itemscope="" itemtype="http://schema.org/NewsArticle" data-login="false"
data-loginposwall="false" data-asociarposwall="false">
2021-08-19 22:17:54 +02:00
<div>
2022-05-02 18:26:09 +02:00
<p itemprop="description">Los pueblos indígenas reclaman por derechos que permanecen
incumplidos, por eso es más eficiente canalizar la protesta que reprimirla</p>
2021-08-19 22:17:54 +02:00
</div>
<section id="cuerpo" itemprop="articleBody">
2022-05-02 18:26:09 +02:00
<p>Abdullah Ocalan, el líder independentista kurdo, desembarcó en Italia en noviembre de
1998 y pidió asilo político. Arrastraba un pedido de captura de Turquía, donde era
acusado por terrorismo. El ex comunista Massimo D'Alema, recién asumido, dudaba.
Acoger a Ocalan implicaba comprarse un problema con un aliado de la OTAN e importar
un conflicto ajeno, pero deportarlo lo exponía a la pena de muerte, legal en Turquía
pero inadmisible en la Unión Europea. Optó por la estrecha avenida del medio: se
ignoró el mandato de captura al tiempo que se negó el asilo, presionando a Ocalan
para que se fuera por las suyas. Tras una carambola a tres bandas, fue capturado por
agentes turcos en Kenia, donde se encontraba bajo la protección del embajador
griego, mientras intentaba abordar un avión hacia Holanda. Desde febrero de 1999
permanece en una cárcel de máxima seguridad en la isla turca de Imrali.</p>
<p>Uno de los autores de esta columna vivía en Italia en esa época y siguió la crisis de
cerca; el otro la estudió en profundidad, años más tarde. Pero no hacía falta:
cualquiera puede encontrar esta información a un clic de distancia. Eso fue lo que
no hizo un periodista de un diario argentino, que no es la nacion. La semana pasada
se publicaron extractos de un "informe de carácter secreto" que mencionaba supuestos
contactos internacionales de organizaciones mapuches. Entre ellos aparecía Ocalan, a
quien el informe ubicó "con domicilios en Palermo y en el centro porteño", y
aseguraba incluso que había sido visto "en Neuquén, Río Negro y Chubut durante el
juicio a Jones Huala".</p>
2021-08-19 22:17:54 +02:00
<figure>
2022-05-02 18:26:09 +02:00
<p><span title="Ampliar imagen"></span><img
src="http://bucket2.glanacion.com/anexos/fotos/77/conflicto-mapuche-2585177w280.jpg"/>
</p>
2021-08-19 22:17:54 +02:00
<figcaption id="epigrafe2585177">Foto: LA NACION</figcaption>
</figure>
2022-05-02 18:26:09 +02:00
<p>Esta falsa noticia fue la más rocambolesca de una larga cadena. Dos hechos quedaron
en evidencia: primero, que hay periodistas que no chequean la información; segundo,
que los servicios de inteligencia los utilizan para manipular la agenda pública. Y
sobre los servicios hay dos posibilidades: o son burros o son perversos. Las
opciones no son excluyentes, aunque cualquiera alcanza para tornarlos indignos de
confianza. Sin embargo, de ellos proviene la información que alimenta a muchos
medios de comunicación y, aún más grave, al Estado argentino.</p>
<p>El reguero de noticias falsas y vínculos brumosos tiene, paradójicamente, un objetivo
prístino: asociar la acción de los grupos mapuches con el terrorismo internacional.
Comunicadores, analistas y escritores alineados con el discurso oficial llegaron a
relacionar las ideas de las organizaciones patagónicas con las de Estado Islámico
(ISIS) de Irak y Siria. El terrorismo carece de definiciones consensuales y ha sido
utilizado para emparentar cosas bien diferentes. Aunque el líder mapuche más
radicalizado (y menos representativo) declare que propician "un proceso de
construcción de autonomía sin pedirle permiso al Estado", vincular a un grupo que
reclama tierras en la región de sus ancestros con otro que busca gobernar el mundo
según sus normas religiosas y ha masacrado a miles de personas requiere de una
operación intelectual tan audaz como inadecuada.</p>
<p>La asociación con el movimiento kurdo, en cambio, asoma menos inverosímil. Desde su
arresto, Ocalan transformó su pensamiento: de una visión nacionalista con
inspiración estalinista evolucionó al confederalismo democrático, una propuesta de
organización comunal, ecologista, más apegada a las raíces locales que a las
fronteras nacionales. Parece lógico que esas ideas resuenen en agrupamientos
indígenas, que reivindican una organización anterior a la consolidación de los
Estados sudamericanos. Los paralelos, sin embargo, terminan allí. En Chile, donde el
conflicto ha tenido su desarrollo más dramático, la Sociedad de Fomento Agrícola
denunció en 2014 que los insurrectos causaron daños por 10 millones de dólares y la
muerte de tres agricultores y un carabinero a lo largo de 15 años; en la Argentina,
por ahora, se registran actos de vandalismo, ocupaciones de tierras y cortes de
rutas aislados. En contraste, el conflicto entre el Partido de los Trabajadores del
Kurdistán y la República de Turquía se cobró cerca de 40.000 vidas en los años 90 y
lleva más de 2000 desde la reanudación de hostilidades en 2015.</p>
<p>Consultada sobre esta desproporción, una fuente de los servicios nos la resumió así:
"La estrategia de la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM), de Chile, y ahora de la
Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), más que matar directamente, es realizar
sabotajes, movilizaciones, ataques a iglesias y empresas y mucha prensa". ¡En Medio
Oriente pagarían por un terrorismo así! Ningún hecho de violencia debe ser
minimizado, pero las analogías no resisten prueba.</p>
<p>La "cuestión mapuche" es social antes que policial. La Constitución manda "reconocer
la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar
el respeto a su identidad?; reconocer la personería jurídica de sus comunidades, y
la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan; y
regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano". Estos
derechos permanecen incumplidos. Y no son un capricho chavista: los países que
reputamos serios también los reconocen. En Estados Unidos, las reservaciones
indígenas ocupan 80.000 kilómetros cuadrados, el 1,3% de la superficie del país (y
400 veces la superficie de la ciudad de Buenos Aires). En Canadá, unas 2300 reservas
ocupan 28.000 kilómetros cuadrados. Australia otorga a los pueblos indígenas más de
la mitad de los territorios del norte del país y son los nativos quienes negocian
con las empresas mineras los permisos para que operen en sus tierras. En Nueva
Zelanda existen tribunales especiales con jurisdicción sobre las tierras ancestrales
de los maoríes; una de sus ventajas es que empoderan a los aborígenes
individualmente, liberándolos del yugo de los caciques.</p>
<p>La protesta social es indisociable de la democracia. Cuando desborda, recanalizarla
es más eficiente que reprimirla: ahí reside el arte del acuerdo. En la Argentina la
tarea es delicada porque pocos confían en la imparcialidad de las instituciones.
Entonces, cada actor reivindica sus intereses con los medios de que dispone: los
sindicatos hacen huelga, los estudiantes toman colegios, los empresarios cierran las
fábricas y todos hacen piquetes. El politólogo Samuel Huntington definía una
sociedad así como pretoriana y el jurista Carlos Nino llamó a la Argentina "un país
al margen de la ley". Al movilizarse por sus derechos y desconfiar del Estado, la
comunidad mapuche se demuestra bien argentina.</p>
<p>Las cinco provincias patagónicas tienen una población similar a la de La Matanza. A
diferencia de los Estados Unidos, que se integraron hacia el oeste otorgando
parcelas de tierra a los colonizadores, y de Brasil, donde el rol de ocupación y
desarrollo territorial fue cumplido por las fuerzas armadas, la Argentina obvió la
tarea integradora tras consolidar su soberanía a finales del siglo XX. Hoy sobra
tierra y falta gente. Gobernar sigue siendo poblar, pero también integrar.</p>
<p>Seamos claros: ningún individuo u organización tiene derecho a violar la ley. Pero el
problema histórico del Estado argentino no fue tanto quiénes lo desafiaron como
quiénes lo gobernaron. Cambiemos.</p>
<p><b><i>Andrés Malamud es politólogo e investigador en la Universidad de Lisboa. Martín
Schapiro es abogado administrativista y analista internacional</i></b></p>
2021-08-19 22:17:54 +02:00
</section>
</article>
</div>